¿Qué somos?

domingo, 13 de diciembre de 2009

CONTRASTES SIN LÍMITE DE VELOCIDAD


                                                                      Fdo: Marina Núñez


1, 2, 3, 4, 5, 6, 7… ¡no puedo contar hasta diez! ¡Me cago en la puta!
Ahora más que nunca recuerdo el viento de cuando vivía en Castilla la Mancha, un viento que respira soledad. Se puede oler e incluso tocar y a veces hasta te vuelve loco.

¿Quién eres tú? ¿Por qué te atreves a faltarme el respeto? ¿Acaso te he dado permiso flor muerta, abeja que intenta robarme la miel que primero me ha producido?

Es la época de los contrastes. ¡Abre la ventana niña, que me dé el aire! No me soples porque ese aire no me vale, es insuficiente.

Estoy respirando un aire nuevo… lleno de felicidad pero agarrado al mástil para que el viento no arranque mis raíces… asumiendo las consecuencias de aquello que he elegido… estados de ánimo…contrastes pagados con tarjeta de crédito. ¡Espera! Me he quedado sin crédito en la tarjeta… ¿Qué dices? ¿Qué te vas?... Ya entiendo… ya no tengo nada que te interese porque te he dicho la verdad; me importas, ¡pero vete a tomar por culo! Ya no me vales. Ahora me río de ti, de lo que no pudiste soportar. Verdades que tocan tu ego con la yema de los dedos y le hacen daño. Es demasiado débil… ¿Discutimos? ¿Razonamos?... ¿Por qué no?... ¿Por qué lloras?

Siempre que digo la verdad, lloran los girasoles que buscan el sol… ¡Ay viento de la Mancha! Mi piel ya no te puede soportar más. Déjame un minuto sólo de descanso, pero antes llévate todo lo innecesario.

Época de contrastes… no es una buena época para aquellos que están en el punto de mira; me estoy formateando, eliminando archivos que dañan mi sistema, y no me duele.

Déjame que te pregunte por qué… ¿por qué me dices que haga esto y después cuando lo voy a hacer me dices que ahora no? Ya sé, prefieres a ese amigo que conociste hace un mes antes que a mí… No sé, creía que yo te importaba. Bueno… un archivo menos. ¡Eliminado!

Permíteme que te ponga en duda como archivo peligroso a ti, archivo que me ha dejado tirado muchas veces, teniendo que reiniciar mi sistema; después siempre me he rebajado a ti, ya que eres un archivo indispensable en mi vida. ¿Lo eres?... Bueno, te pongo en duda y luego veo si te elimino.

¿Por qué por mí no puedes coger un avión ida y vuelta? Ya sé, no soy tan guay como tus otros amigos. A lo mejor te elimino.

Llevo dos meses y medio en una tierra desconocida, sacando lo positivo de lo negativo, siendo cada vez más coherente conmigo mismo y, por lo tanto, cada vez más feliz. Alejarme de la tierra en la que he vivido 24 años me ha dado el margen para darme cuenta de que tenía que hacer un formateo a mi sistema. El problema es que cuando mi sistema se termine de formatear, no habrá ningún informático que introduzca nuevos programas.

¿Quieres ser mi informático?... ¿Qué?... ¡Ah, no importa!... Ya sé que no acabaste la carrera, pero tampoco me interesan tipos perfectos… entre lo que tú sabes y lo que yo sabía podemos hacer un apaño… no tengo prisa linda… me siento un poco sólo, precioso.

¿Nos reímos juntos? Instálame el programa Windows risa player primero porque necesito reír de forma diferente al programa que tenía antes.

Viento mío… nunca dejes de soplar a esta alma que se cae por momentos.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

ABBRACCIAMI. NON TI COSTA NIENTE

En la imagen: Yo, dando un abrazo a una señora que pasaba por ahí; disfrutad de la música mientras leéis.

Abrazos gratuitos, abbracci gratuiti, free hugs…

21 de noviembre de 2009, un día en el que volví a regalar parte de mí.

Bienvenidos a Altamura (Bari), la ciudad del pan, sede también de “4: miss you rope”, proyecto europeo por la interculturalidad y la inmigración. Egita (Letonia), Vasi (Rumanía) y Daniel, o sea, yo (España), y la demás gente de la asociación LINK nos trasladamos a Matera (Potenza) para realizar la siguiente actividad: dar abrazos gratuitos a la gente en la calle.

Recuerdo haber cogido, nervioso al principio, uno de los carteles que yo había hecho por mi mismo. Recuerdo haber pensado al inicio: “Dani, te pueden pegar una paliza, insultarte, escupirte, etc., por esto que vas a hacer”; pero estos pensamientos no llegaron ni al medio minuto, porque justo después pensé: “esto es algo en lo que creo, así que lo voy a hacer y no me importan las consecuencias”.

Bueno, algo que me dejó asombrado fue que hubo que pedir un permiso al ayuntamiento para poder dar abrazos gratis. Es algo tan ridículo…

Pero allí estábamos, en mitad de aquella plaza de Matera (un pueblo precioso) dispuestos a dar todo el cariño que llevábamos dentro, y sin pedir nada material a cambio sino un solo abrazo de vuelta.

10:30 de la mañana de un sábado con poca gente en la calle. Pero cualquier hora es buena para dar un abrazo. Allí estaba yo, con un corazón abierto en dos, un corazón que se extendía hasta la punta de mis dos dedos corazón. Todo en mí era de color rojo, todo en mí era una puerta para todo aquel que quisiese entrar de manera voluntaria.

¡Y llegaron los abrazos! Abrazos con color, sin él, abrazos tímidos, abrazos rotos, abrazos de restauración, abrazos de madre, abrazos de abuelo enigmático, desabrazos, abrazos comprometidos acompañados de la palabra “bello” y una sonrisa, abrazos con la espalda, abrazos experimentales…

Fue todo tan reconfortante a pesar de la gente que nos rechazó con comentarios como: “Non sono gay” (no soy gay), “l’influenza…” (la gripe), “solo abbraccio le donne” (sólo abrazo a mujeres); “non ho soldi” (no tengo dinero), “sto sposata” (estoy casada), etc.

Es entonces cuando te das cuenta de la cantidad de gente que tiene miedo a sentir; de los que no saben sentir porque la vida no los ha enseñado; de aquellos que no conocen el amor porque los han educado mayormente para competir y para ganar; ves a gente que tiene un puzle en la mano llamado amor pero no sabe cómo armarlo, otra en cambio te pide que la ayudes a armarlo; otras personas que tienen el mismo puzzle pero no tienen paciencia para armarlo; e incluso otra que se empeña en encajar las piezas equivocadas; a otros, sin embargo, les notas una actitud tan crecida que te dan la sensación de que ellos mismos creen que están tan llenos que no necesitan el abrazo de una persona que está en la calle con un cartón pintado; etc.

Me quedo con abrazos como el de la señora mayor que se iba a comer el mundo según venía hacia mí y hasta me besó cuando sólo le había pedido un abrazo; el del niño que iba con sus papis; el del abuelo que me abrazó de una manera muy graciosa, en plan: “venga hijo mío, yo te doy un abrazo”; pero entre tanto abrazo, llegó mi favorito, con el cual hice el amor. Fue el abrazo de un hombre de unos veintitantos.

EL ABRAZO:

Al fondo vi unos ojos más grandes que toda la plaza de Matera, pero no eran grandes por bonitos ni por tamaño, sino porque tenían algo que decir, buscaban amor a toda costa. Según me acercaba, iba siendo consciente de un cuerpo congelado, el suyo, movido por la inercia de la cotidianeidad y de una esperanza remota acerca de algo.

Efectivamente, eran unos ojos preciosos que lideraban un cuerpo que parecía manifestar carencias. De acuerdo, voy al grano, y quizá me equivoco, pero este chico tenía toda la apariencia de alguien que vive para la droga, y no hablo de drogadicto ni de yonki porque esas palabras me quedan grandes, pero creo que me habéis entendido.

Me acerqué a él y le dije mirándolo a esos ojos que no puedo olvidar ni quiero: “mi dai un abbraccio?, È gratis”. De repente se quedó desconcertado, pero al instante una sonrisa tímida se plasmó en su cara y sus brazos se abrieron para recibir mi cuerpo y darme el mejor abrazo que me podían haber dado, el más sincero. Fue un abrazo lleno de miles de colores, sin miedo a la cercanía, un abrazo que lo entregaba todo, sin prejuicios ni juicios, rebosante de amor. Sentí su cuerpo contra el mío, y a diferencia del resto de abrazos que sólo conectaban de cabeza a pecho, el suyo conectaba de cabeza a pies, y me decía, me pedía que no me apartara, me pedía ayuda sin palabras, me decía que lo amase sin preocuparme hasta donde.

Justo después de que nuestros cuerpos se separaran, me dijo: “Mi dispiace, non ho soldi” (Perdona, no tengo dinero), y me llenó tantísimo este comentario que hasta creí comprender su esencia y sentí que ese cuerpo había sido abrazado muy pocas veces, y que mi abrazo le había parecido demasiado bonito como para ser verdad. Después me dijo: “Grazie”, y se fue como extrañado y maravillado a la misma vez.

Fue increíble sentir cómo un abrazo no entiende de sexo, raza, edad, origen o ideología, sino que todos necesitamos amor pero, sin embargo, nos empeñamos en poner barreras entre nosotros.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

TU VOCABULARIO DEJA MUCHO QUE DESEAR

Yo soy, tú eres, él es, nosotros somos, vosotros sois, ellos son.


Yo soy una persona capaz de muchas cosas e incapaz de otras muchas. Soy el que quiere bailar este tango solo, el que ve lo que hay dentro de él y cree que proyecta una imagen, pero…

Tù eres la que me convierte en un estereotipo, la que espera que, por el simple hecho de que me gusten los hombres, ya tengo que ser gracioso, tú tienes que cogerme del brazo y yo tengo que acabar diciendo cosas como: ¡Uuuuuuuuuuuuu Mariiiiiiii!, ¡cómeme el coño!; en fin, tengo que acabar siendo tu puto mono de feria.

Ella/él es quien espera que no sea otra cosa que esto; pero ello es lo que no soy. No soy un mono de feria ni tampoco una Mari por el simple hecho de que por una serie de reacciones químicas o biológicas, mi yo sexual o afectivo se sienta atraido más bien hacia la figura masculina que hacia la femenina.

Nosotros somos los que estamos convencidos de que si eres un hombre heterosexual no puedes echar un polvo con otro hombre sin dejar de ser heterosexual, sin pensar que simplemente te apetecia experimentar qué se siente al tocar la mano de un hombre lejos de la intención de apretarla, qué se siente al tener su polla en tu mano, apretar su culo con tu mano, tocarle la cintura, sentir tus labios tímidos por un ridículo sentimiento de culpabilidad chocándose contra los suyos.

Dime tú, hombre cualquiera, qué sientes cuando apoyas tu mano experimentalmente en el pecho del otro mirándolo a los ojos, qué sientes en medio de ese silencio entrecortado por sonidos conducidos por la torpeza de tus movimientos en la oscuridad de la noche; ¿sientes el calor en tus orejas?, ¿te tiemblan las piernas? Pero lo que más me interesa: ¿disfrutas o te conviertes en un actor muy secondario de tu propia vida?

Y dime, mujer, ¿qué piensas de mi, aquel que te tocó aquella noche de manera salvaje, que te deseó, que amó cada parte de tu cuerpo por la belleza de su imperfección? ¿Qué sentiste? ¿Te gustó? ¿Me deseaste o no lo hisicte por el simple hecho de que piensas que soy gay? Yo te deseé, y recuerdo aquella noche aún.

Quizá no soy gay sino que esta palabra que etimológicamente significa “festivo, alegre”, sea léxicamente hablando el fruto de la simpleza de vuestros juicios.

¡Vosotros! Sí, vosotros, ¿acaso me conocéis?; al contrario de lo que dice José Hierro en uno de sus poemas, ¿oléis mis palabras con aroma? ¿Os creéis en posición de encasillarme?

Vosotros sois los que esperais a morir en la oscuridad y aprendéis a vivir sólo en los días de sol. No os gustan los días nublados y de lluvia porque escapan a vuestra percepción y entonces no salís a la calle y os ponéis tristes.

Pero, ¿qué hay de ti, mujer lesbiana? No te puedo ver porque eres invisible. O, ¿es que en realidad estás tan preocupada porque te han educado para pertenecer a un hombre que ni siquiera te das cuenta de que existes?

Dime, mujer a la que le gustan las mujeres, ¿qué sientes cuando tu marido le mira el culo a la rubia de tacones rojos? ¿Por casualidad la miras? ¿Te gustaría poder abrazarla en la oscuridad? ¿Querrías, por un casual que, cuando estés haciendo la comida, llegase esa misma mujer, te arrancase el delantal y la ropa y se llevase tu pezón duro a la boca? Se estremece cada parte de tu cuerpo, ¿verdad?

Cuéntame qué te ocurre, mujer florero. No te pongas triste si te digo que la palabra que te define como aparato reproductor andante etimológicamente significa “lo que va con el hombre” (WO- MAN: what goes with the man).

Por favor, dime qué sientes. O, ¿es que tú también te vas a convertir en la actriz secundaria de tu vida? No me hagas esto, por favor. Quiérete un poco más y averigua que no estás hecha para ser un complemento como si de un bolso se tratase.

Mujer lesbiana, ¿de la isla de Lesbos? No, nunca has estado allí. ¿Qué sientes tú, la misma que con un lenguaje subconsciente se ve obligada a maquillarse desde los cuatro años para agradar a un hombre? ¿Qué sientes al tocar a un hombre?

Ellos son los que nos dicen cómo tenemos que hacer las cosas de acuerdo con unas reglas universales. Tú y yo podemos transgredirlas, hazme caso.

Soy un hombre al que le gustan los hombres, soy un hombre que probó el sexo contrario con resultados satisfactorios... ¡Un momento! Estoy confuso. ¿Estoy confuso? ¿Sí? ¿Lo creéis? Entonces lo estoy.

Perdonadme, por favor. Es que, por un momento, os he quitado protagonismo en la vida esta mía en la que soy secundario.

¿Soy gay? ¿Soy bisexual? ¿Estoy confuso? ¡Ay! No sé, dejadme por favor, que me estáis agobiando. Pero, supongo que tengo que ser algo, ¿no es lo que creéis?

¿Soy todo y nada? ¿Soy una parte? ¿Soy nada?; ¿qué me decís si os digo que soy una persona simplemente? ¿Y si decido ser todo y nada?...

miércoles, 4 de noviembre de 2009

VOLVIENDO A VOLVER. EROGAZIONE...




                                                           Fdo: Ana Álvarez Errecalde
El silencio lleno de ruido, las situaciones incómodas, las prisas, la prisa por sentir, las conversaciones vacías, las palabras que se escapan como gases incontenidos y se quedan en gases incontenidos dejando un olor horrible en el otro… puffffffffffff… y a la vez… haaaaaaaaaaaa.
He decidido no gastar energía en este tipo de cosas, aunque, por otro lado, ello no significa que me rinda ante aquello en lo que uniforme o transitoriamente creo; sé que, por lo menos de momento no puedo cambiar el mundo porque no tengo poder ni dinero, ni tampoco la fórmula mágica para hacerlo. Sólo tengo un alma, esa de la que tanto hablo, un alma que, sabiendo no saber cómo cambiar el mundo, intenta que el mundo no cambie su esencia.
El otro día me dijeron: “Dani, estás lleno de color aunque te empeñes en sacar el blanco y el negro.”
El caso no es que me empeñe en sacar el blanco y negro, sino que para saber graduar los demás colores, también hay que conocer el blanco y el negro.
Siempre que sueño con que vuelo, después me levanto con una sensación de frustración.
Me he dado cuenta que, más o menos desde los veinte años a esta parte cada año he evolucionado considerablemente, que las guerras en parte han derribado parte de mi ciudad interior, pero otras partes muy bellas se han alzado; en este último año me he dado cuenta de que soy como el ave Phoenix, porque estoy reconstruyendo mi historia a partir de mis cenizas. Es extraño y a la vez increíble que dentro de mí siento la calma.
Hasta hace unos meses pensaba que mi amor se quedó en un aeropuerto de Londres, que mis ganas de seguir formándome se perdieron en alguna clase aburrida de Filología Inglesa, que mis crisis de identidad se transformaron en el estado de crisis, que casi cedo a los más puros deseos de aquellos que deseaban que me atascase –sí, desgraciadamente vivimos en una sociedad en la que nos encantar ver caer mitos y reír por dentro a la misma vez que lamentamos cuando esto sucede, e incluso a veces provocamos estas caídas. Y todo para convencernos a nosotros mismos de que no somos tan mediocres; sí, la misma sociedad que roba ideas de otros para plasmarlas como suyas y, a la misma vez, las suyas, copiadas de las otras, son robadas y todo acaba convirtiéndose en una copia de una copia de una copia, carentes todas de autenticidad alguna y en muchos casos llenas de ignorancia, de falta de creatividad y criterio, e incluso de mala leche en muchos casos.
Me siento en paz conmigo mismo y soy feliz. Y lo más increíble es que me he dado cuanta aquí, en Italia, el sitio donde he pasado hambre, frío, donde no he encontrado mi sitio. Y precisamente lo que sentía era que quería irme de aquí, pero aún así era feliz. Sentía paz dentro de mí, tenía tiempo para pensar en mí, en mis paranoias.
He calmado muchos miedos dentro de mí en este último año y lo mejor es que no los he eliminado, sino que los he transformado, he transformado la energía. Es difícil, si cabe imposible, eliminar algo de tu vida de un plumazo, pero con un esfuerzo mental unas veces más grande que otras, podemos conseguir transformar las experiencias.
En este punto de mi vida, el dolor que me han causado no es lo que más me preocupa. He conseguido invertirlo, me ha servido como base para resolver otro tipo de problemas o para ayudar a otras personas en un momento dado.
A todos nos han hecho daño en mayor o menor medida, y muchos nos convertimos en tortugas, con caparazones y andando a paso muy lento. Yo me he creado un caparazón que no es un caparazón cualquiera. Antes usaba este caparazón para protegerme de todo, con la desventaja de que sólo me protegía del miedo al miedo, de no volver a tropezar dos veces con lo mismo. Ahora, en cambio, uso este caparazón como base de lo que ya conozco. Es un caparazón que está ahí y que activaré cuando sea necesario exclusivamente.
Ahora soy feliz porque he aprendido que el dolor va a existir toda la vida, pero si sólo nos protegemos de él, no vivimos nada, sólo experiencias no escenificadas de una vida dominada por el miedo a sentir más allá.
Siento mi pecho enorme, respiro mejor, estoy más vivo que nunca. Estoy reaprendiendo a vivir de nuevo, reconstruyendo muy poco a poco mis cenizas cogiendo retales de acá y de allá; estoy empezando a amarme a mí mismo, me dejo amar, sintiendo cada mirada y cada abrazo, sin miedo a que me duela.
Y lo mejor es que no me importa cuantas veces me derriben porque siempre me reconstruiré. Ahora sé cómo hacerlo.
Se podría decir que en este punto de mi vida estoy rompiendo muy poco a poco con esas cosas que hacía y que no iban conmigo, las que hacía por agradar.
Tengo claro que nunca quiero dejar de ser maestro o actor, porque ambas cosas las seguiré haciendo de una manera u otra aunque después me dedique, por ejemplo, a la hostelería. De lo que hablo es de que todos deberíamos seguir haciendo de alguna manera, por muy pequeña que sea, aquello por lo que sentimos pasión y amor, porque esa es una manera de tantas de cambiar el mundo.
Siempre he pensado que la felicidad no existía, que sólo existían los momentos de felicidad. Ahora pienso y siento que soy feliz porque me he encontrado conmigo mismo y, por lo tanto, cada vez soy más coherente, muy poco a poco, pero lo estoy consiguiendo.
Sé que nunca dejaré de amar y, algo muy importante, que nunca dejaré de volver a volver.

miércoles, 28 de octubre de 2009

EL CINE Y YO

¿Cómo explicar algo tan diverso, tan heterogéneo, tan desigual en el tiempo, tan… muchas cosas más?


Cuando era niño me encantaba ver y oír la lluvia caer escuchando de fondo esas películas en blanco y negro. Además, me encantaba hacerlo escuchándolas muy de fondo, disfrutando del sonido a la misma vez que cualquier movimiento de mi cuerpo producía en la ropa. Me reconfortaba saber que mi madre andaba por la casa atareada o trabajando tan bien como lo ha hecho siempre en nuestro negocio, o quizá sentada viendo la tele con mi padre; mi padre, que me hacía que todos los días, cuando regresaba del trabajo, le desabrochara los cordones y le quitara las botas –yo renegaba, pero al final acababa haciéndolo porque en el fondo me gustaba-, estaría echado en el sofá viendo esas películas en blanco y negro que yo escucharía en la lejanía; me flipaba por aquel entonces viendo una vez tras otra LA HISTORIA INTERMINABLE, EL MAGO DE OZ o LOS GOONIES.

Ahora mismo me siento al describir esto como cuando pasas por una panadería y, sin tener hambre, te dan ganas de comer por el simple olor que desprende ese lugar –esto es un guiño a mi último director de teatro, Antonio Alfonso. Tuvimos que trabajar en la obra que estrenamos el mes pasado este ejercicio, un ejercicio que me ha ayudado a poder expresar esto ahora, porque me he sentido así sin quererlo-. ¡Ay!, ¿qué sería de mi vida sin olores?

Siempre que echo una mirada atrás, que hago una valoración, ya sea breve o extensa de mi vida, me es imposible no discernirla en dos. Es decir, a los trece años se produce la muerte de mi padre por culpa de un señor llamado Cáncer que tengo oído que es muy odiado por la gente. Un hecho que cambió mi manera de ver la vida, me obligó a vivir una vida que no elegí, llena o vacía de otras cosas que acabaron encaminándome o desencaminándome, como creo que algunos piensan.

Mis circunstancias cambiaron y, por lo tanto, se produjo un cambio en mi tipo de cine, un tipo de cine que no escapó aún así a esa etapa de adolescente con hormonas bailando y neuronas temerarias. Por así decirlo, la época del pavo, de las pajillas, de la experimentación, de los granos asesinos, de la regla que le viene a esa chavala por primera vez en mitad de la clase de matemáticas, etc. Fue una época repleta de películas como SCREAM, SÉ LO QUE HICÍSTEIS EL ÚLTIMO VERANO, y las típicas películas “americanas” –que, por cierto, me hace mucha gracia y a la misma vez me da impotencia en mi lucha absurda contra el mundo, escuchar el término americana/o para referirnos a todo aquello que proviene de EE.UU., como si el resto del continente no existiese, cuando precisamente, estaba allí mucho antes de que se constituyeran los EE.UU.- , carentes de arte y buen gusto alguno, en mi opinión.

Recuerdo ese verano sudado en el que me dispuse a ver LOS PUENTES DE MADISON. Recuerdo haber pensado: ¡Madre mía! Esto tiene que ser un tostón. Bueno, pues me dispuse a verla porque no tenía otra cosa mejor que hacer. Al principio, sólo podía concentrarme en mi piel pegándose en aquel sofá de sky, pero, de repente, me vi sumergido en los campos de la película, en la historia de esa ama de casa y ese fotógrafo, en el dilema de ella, un dilema que se agrava y te tiene en ascuas con la escena del coche.

Nunca olvidaré la primera vez que vi KILL BILL, o MOULIN ROUGE sentado en esas sillas del cine de verano de mi pueblo en las que te pica el culo. Recuerdo ahora mismo con una carcajada cuando en ese mismo cine vi LA VIDA ES BELLA, con la consecuente barraquera que me pegué de camino a casa.

En el recuerdo quedarán Fuyu, el hombre hojalata, King Kong, la máscara del asesino de HALLOWEEN.

En mi atemporal memoria quedarán momentos como el de Björk en BAILANDO EN LA OSCURIDAD, ese momento en el que deja de cantar bruscamente; el disparo de CRASH en el césped de esa casa; Josephine y Geraldine en CON FALDAS Y A LO LOCO; Carmen Maura en general, como cuando golpea a su marido con la pata de jamón en ¿QUÉ HE HECHO YO PARA MERECER ESTO?; el momento en que Ed Harris expone su más argumentado discurso en LAS HORAS, deja de hablar y todo en él se vuelve inerte hacia otro estado; el momento en que a Sean Penn lo separan de su hija en YO SOY SAM; Charlize Theron en MONSTER; las conversaciones de Candela Peña con Micaela Nerváez en PRINCESAS, sus miradas, sus gestos; el momento de “hago palanca con la punta del pijo” en AMANECE, QUE NO ES POCO; el cine español en general; Victoria Abril en NADIE HABLARÁ DE NOSOTRAS CUANDO HAYAMOS MUERTO; el momento de Sara Polley pisando el césped mojado, bajo la lluvia en MI VIDA SIN MI; Javier Cámara en LA MALA EDUCACIÓN; Cate Blanchet en ELIZABETH (las dos partes); Marlon Brando en EL PADRINO; Stephen Dillane en LAS HORAS; todos los actores de LAS HORAS; la escena de la furgoneta con el abuelo diciéndole al nieto que se folle a toda la que pille en PEQUEÑA MISS SUNSHINE; el momento de “clavada de agujorro en el pecho” a Uma Thurman en PULP FICTION; Audrey Tatou en AMÉLIE; Miranda Richardson en SPIDER; Rachel Weisz en EL JARDINERO FIEL; Leonardo Di Caprio en VIDAS AL LÍMITE; Anthony Hopkins en EL SILENCIO DE LOS CORDEROS; Hilary Swank, Clint Eastwood y Morgan Freeman en MILLION DOLLAR BABY; Johny Depp en EDUARDO MANOSTIJERAS; Meryl Strreep en general; Jack Nicholson en general; Kevin Spacey en general; todos los actores de todas las pelis que me han gustado y que no sé sus nombres; el cine asiático que he visto y que no me acuerdo de sus títulos porque lo veía en ciclos de cineclub universitario; en fin, podría seguir mucho rato, pero no es cuestión de aburriros.

No creo que haga falta que diga lo que siento por el mundo mágico de la actuación. Se me hincha el pecho, respiro hasta mejor, me fijo en cada detalle, en cada golpe de música, en cada carcajada, en cada llanto, en cada momento tenso, en la tensión sexual de un escena, en los personajes desilusionados, en aquellos que encuentran su sitio, en los que no lo encuentran nunca pero tampoco les importa no encontrarlo, en los ilusionados, en la iluminación, los planos, los encuadres, los fallos de raccord, los lugares...
                                                         

                                                                                                        

miércoles, 21 de octubre de 2009

DESAPRENDIZAJE SOCIAL (LIBRE CONFIGURACIÓN)

       
                                                                                           Fdo: Alessia Rollo. "In-Domestico"                  

A veces las flores me huelen a olvido, el vino a rancio y la cerveza me la bebo solo. A veces se me cae una lágrima y realmente no sé por qué, y el no saber por qué en ocasiones me llena de impotencia, en otras me desconcierta. En otras comprendo que no importa el por qué. Pero lo que realmente me preocupa es cuando el por qué me deja un atisbo de esperanza .


Por otra parte no quiero que muera ese atisbo de esperanza, porque si muere, eso significa que ya lo sé todo, que he descubierto el sentdo absoluto de la vida, y, aparte de que eso no va a pasar, tampoco quiero que pase, porque en ese caso, no tendría más nada que aprender y todo un agujero negro bajo mis pies. Me horroriza la idea.

Estoy intentando expresar esas cosas que hacen que mueras un poco más por dentro –y esto va por ti, Manoli-. ¿Te acuerdas del día que me contaste que los gorros de la Guardia Real inglesa estaban hechos con la piel de un oso canadiense? Enseguida mi cuerpo pegó un bajón, pero mis ojos no podían expulsar ninguna lágrima. Al instante te expresé el sentimiento consecuente que se quedó grabado en tu especial y particular cerebro, y te dije:

-Tía, es que esto que me cuentas es del tipo de cosas que hacen que mueras un poco más por dentro -¿te acuerdas?-

Es horrible llorar sin lágrimas, sentirse sin defensas. Es triste que cuando conozcas a gente, te vean como alguien especial o se entusiasmen contigo y, por consiguiente, con el tiempo te hagan creer que vales algo en sus vidas, que les aportas algo. Acabas dejándote amar, alquilando y regalando un trozito cada vez más grande de tu alma. Después, según el trozito se va haciendo trozo, se produce un alto en el camino y el otro decide que ya no eres más en su vida.

Si por un momento sois empáticos y olvidáis vuestra realidad –aunque puede que la vuestra, por un casual, se parezca a la mía-, la vida es un puto teatro; hay gente que se pasa toda su vida manteniendo un rol y les va bien. Consiguen que los amen, que les roguen, que estén ahí simplemente por ellos. Pero para mí es eso, un rol.

Existe gente auténtica y consiguen que los amen simplemente por ser ellos, por hacer su alma visible; y luego están los que interpretan un puto rol, convirtiendo su vida en una obra de teatro donde existe la acción-reacción, donde un personaje lidera el conflicto de la escena. Hay focos y fundidos en negros, e incluso apariciones estelares. Existe un inicio, un nudo y un desenlace. Ocurre también que a veces gusta a la gente y a veces no. A veces esta obra de teatro resulta ser la comedia más desternillante, otras la tragedia màs sobrecogedora; mientras alguna vez pasa desapercibida, otras gusta pero con el tiempo se olvida.

Y yo me pregunto, ¿Qué es lo que pasa con la gente que no es auténtica y con la que no mantiene un rol?

Se puede decir que soy el tipo de persona que al principio cae bien, incluso a veces soy como esa canción que reproduces cinco veces seguidas porque no puedes dejar de escuchar. Pasa que a la sexta y a la séptima sigue gustando pero ya con menos entusiasmo.

Sé que es triste compararse con una canción, pero es que lo siento así. Soy la canción que a la vigésima vez la gente se aburre de escuchar, a la trigésima entra en el proceso de empezar a olvidar. En muy pocas ocasiones me ocurre que gusto a la de treinta, a la de cuarenta y a la de trescientas reproducciones, y otras me convierto en un ‘hit’ en la vida de alguien. Para otras personas, en cambio, soy un ’hit’ que sólo escuchan cuando se vuelve a poner de moda.

Pero me jode muchísimo que en algunas ocasiones cuando me convierto en un ‘hit’ en la vida de alguien, al cd en el que me reproduzco le salen unos misteriosos brazos y rompe el reproductor, o la canción se raya.

¿Cómo hacer para mantenerse en la vida de alguien sin interpretar un rol? ¿Cómo llegar a no ser un recuerdo olvidado en la mente de alguien? ¿Cómo mantener un juego, una acción reacción en una relación- que, al fin y al cabo pienso que es el aliciente principal de una relación, o por lo menos, un pilar importante--, mostrando tu alma tal cual sin dejar de interesarle al otro, sin mantener un rol ficticio, el cual tiene la función de servirse para tener a la otra persona ahí, sin que se aburra?

¿Qué le pasa a nuestro mecanismo interior cuando estas cosas le suceden una vez y otra, y otra, y después, y más tarde de después?

Hay personas que cada vez que mueren un poco más por dentro, lloran con lágrimas, después lloran sin lágrimas. Pero un día, sin más, dejan de llorar y se convierten en uno más, cometiendo los mismos errores que han cometido con ellos. Al fin y al cabo, se podría decir que abandonan su cojín de pinchos para sentarse en el de un sillón vibrador relajante, de esos que hay en los centros comerciales

viernes, 16 de octubre de 2009

INANICIÓN MENTAL


ADVERTENCIA: “esta es una entrada larga, en caso de duda consulte a su farmacéutico; en serio, es una entrada larga. No os pido que critiquéis la extensión. Lo que escribo lo escribo sobre todo para mí. Así que si no os interesa, pues no hace falta que la leáis”.


Mi piel quiere dejar de ser piel, olvidarse de estrógenos y testosterona, células muertas, dejar de sentir esos dos besos de cortesía, quiere ser invisible, hacerse reversible, envenenar a todo aquel que quiera dañarla.

Mi cuerpo quiere dejar de ser cuerpo, convertirse en algún ser mágico, alejado de lo vanidoso, de lo ordinario, quiere salir a la calle desnudo sin que lo miren, pasar desapercibido aunque vaya de rosa fucsia, ser todo y nada, correr, andar, expresar, sentir un aliento en la nuca acompañado de una mano que se extiende desde mi espalda hasta mi vientre, quiere desprenderse de la piel, esparcir sus cachos por el firmamento al igual que el resultado de una bala que entra por la boca y sale acompañada de los sesos, con la misma fuerza, para estar en todos sitios. Mi cuerpo quiere dejar de sentir comentarios estúpidos.

Es curiosa la inanición, cómo saca de nosotros lo más animal, lo puro, la creatividad, el espíritu crítico, lo sarcástico, lo irónico, lo perverso, lo necesario, lo prioritario.

Intento huir de lo vanidoso, de lo cotidiano, de lo monótono. Me hace sentir inútil, sin fuerzas. Tengo una fuente de energía dentro de mí increíble, tanto, que a veces me da un espasmo eléctrico y los que están a mi alrededor preguntan: ¿qué ha sido eso? Pues bien, estas cosas derriban mi energía con un mínimo soplo, alejando mi integridad, mis ganas de ser, de estar, convirtiéndose todo en un estado de inanición mental, consumiendo cada ápice de mi cerebro, friendo mis sesos, matando mis alicientes. Así mis párpados se caen y mi boca se abre, mis oídos se vuelven sordos o asienten a cada palabra que oyen. Todo se vuelven espasmos de soledad, y mi burbuja transparente de cristal se desprotege, y me convierto entonces en una suculenta presa para esos que llevan gafas de sol, esos vampiros energéticos que me chupan toda la energía. Y después sólo queda mi alter ego, mi parte anulada.

Hoy les muestro la parte frontal de mi largo dedo corazón a todos aquellos que intentaron que convirtiese mi vida en una profecía autocumplida que tanto ansiaban. Hoy inspiro profundo expirando aliviadamente todo lo pasado.

Hoy muestro mi cara trasera, la misma por la cual deshecho todo lo que mi cuerpo no necesita a todos aquellos que no sólo no creyeron en mí sino que intentaron echar abajo a ese yo que representa sus propias y más profundas frustraciones, las mismas que algunos de ellos siguen vertiendo en sus propios hijos.

Hoy escuché una canción que decía: “Las personas son como las polillas, buscan la luz para acabar girando alrededor de una bombilla”; siempre he buscado la luz, pero nunca me he quedado girando alrededor de la bombilla.

Hoy doy las gracias desde esta entrada a todos aquellos que me han hecho sentir la inanición mental, aún con el hedor, aún con su aura. Sí, les doy las gracias porque involuntariamente me han hecho pasar a otro estado, a un universo en que lo cotidiano sólo es una opción, un mundo en el que yo elijo mi propia realidad.

Y aquí me encuentro, en una habitación a oscuras escuchando la banda sonora de mi vida- “Morning Passages”, de Philip Glass; fragmentos de películas que me acompañarán a la tumba; el recuerdo de aquellos que llenan o han llenado cada parte de mi memoria-.

Aquí, entre un montón de platos sucios y un frío tremendo que cala todo mi cuerpo y amenaza con congelarlo. Pues bien, lo congelará todo excepto mi alma que, más viva que nunca, no deja que la diseccionen y le den dosis de conformismo o de ese glamour de la vida que tanto predomina hoy en día. Mi alma es atemporal, vive en el último piso de la última vivienda de la última ciudad de la última montaña más alta dónde sólo hay oxígeno para aquellos que mi ecosistema les permite llegar, un ecosistema que decide quién es alérgico y quién no, quien tiene que morir, quién tiene que vivir, el que tiene que quedarse en el olvido o el que se merece vivir en ella. Mi alma alquila, vende y regala, pero no se alquila ni se vende, ni tampoco se regala. Mi alma tiene vida propia y ha decidido ser invisible para que nadie pueda tocarla, verla o robarla; si algún día tengo una hija, quiero que se llame Alma, porque lejos de que el nombre sea bonito o feo, es lo único que tengo: mi alma.

Siento que vivo, sujetadme para que cuando me soltéis el impulso sea tan grande que de mi espalda broten unas alas hermosas, exhalando un intenso olor a humanidad; siento que mi piel transpira ahora mismo, que un calor va y otro viene. Siento que mi cuerpo es más inteligente que mi cerebro anulado a veces, que soy útil, que tengo algo que aportar.

No me importa morir mañana, en el 2035 o dentro de 150 años, pero sí quiero dejar de existir el día que deje de sentir.

Desde aquí, desde Campobasso, en algún lugar perdido de Italia, lo máximo que doy a aquellos que me han subestimado es mi espalda, pero doy mi alma a todos aquellos que saben ver más allá de mi piel o ese lunar del cuello -estoy tocando ahora mismo las teclas lentamente, escuchando una melodía de piano, y mis dedos sienten el tacto y mis ojos se cierran queriendo morir en un aullido de placer que se ahoga hacia dentro, no puede salir, pero mi piel lo expulsa creando en este instante una magia a mi alrededor que es mía y sólo mía, que nadie me puede arrebatar, porque no es material, es increíble-

“Amor de Don Perlimplín con Belisa en su Jardín”, de Federico García Lorca:

-PERLIMPLÍN. Sí... ¡las uvas!, las uvas, pero ¿y yo?... Me parece que han transcurrido cien años. Antes no podía pensar en las cosas extraordinarias que tiene el mundo... Me quedaba en las puertas... En cambio
ahora... El amor de Belisa me ha dado un tesoro precioso que yo ignoraba... ¿Ves? Ahora cierro los ojos
y... veo lo que quiero... por ejemplo... a mi madre cuando la visitaron las hadas de los contornos... ¡Oh!...¿tú sabes cómo son las hadas?... pequeñitas... ¡es admirable! ¡pueden bailar sobre mi dedo meñique!


“THE HOURS” (LAS HORAS), una película dirigida por Stephen Daldry –Richard, un personaje representado magníficamente por Ed Harris argumenta lo siguiente:
-RICHARD. But I still have to face the hours. I mean, the hours after the party, and the hours after that (Traducción: pero aún tengo que afrontar las horas. Quiero decir, las horas después de la fiesta, y las horas de después)
No quiero afrontar las horas de una fiesta vana, ni las horas de después, sino aquellas en las que mi energía fluye, se transforma y la transporto; he descubierto que en esta vida se saca provecho hasta de lo más vanidoso.

Un abrazo a todos de este eterno amante de lo absurdo y las pequeñas cosas.

jueves, 8 de octubre de 2009

EL AMANTE DE LO ABSURDO Y LAS PEQUEÑAS COSAS


Hoy es uno de esos días en los que me he dado cuenta de que tengo sentimientos, que en realidad me importan las cosas más de lo que pienso. Nunca sé hasta dónde puedo llegar porque yo mismo me limito, me pongo una jaula a mi alrededor.


Soy un amante de lo absurdo, de las situaciones absurdas, de los chistes absurdos, del teatro de lo absurdo, de lo absurda que a veces es la vida. Y es que quizá lo soy, soy absurdo a veces, pero lo absurdo me lleva a lo lúcido inmediatamente. ¡Qué maravilloso es el proceso!, el proceso por el que uno pasa hasta llegar a una conclusión, o a una no conclusión sino a un entendimiento, el proceso de cómo uno llega a captar la esencia de las cosas, de las personas, del ambiente que le rodea y transportarlo todo, manipular variables que te enriquecen y enriquecen a otros. A estas alturas del proceso me he dado cuenta de que no existen las preguntas adecuadas, los besos y abrazos adecuados y que estos tampoco existen en el momento adecuado, porque nuestro ego nos lleva a pensar que el otro sabe lo que pensamos, como si todo este entramado fuera el propio de una película de Hollywood. A veces pensamos y, en mi opinión, es un error, que la vida es como una película de Hollywood, en la que el ser amado va a venir a recogernos a la salida del trabajo, nos va a coger en brazos y las cosas van a pasar a cámara lenta mientras suena la canción ‘Love lifts us up where we belong’. Pero estas cosas sólo pasan en las películas, que intentan inculcar el sueño americano, ese mismo que hace que mucha gente se convierta en desequilibrados mentales, otra se suicide y otros cuantos mueran en un quirófano haciéndose una liposupción. Así luego vemos a niñas de 20 vestidas como señoras de 40 y a señoras de 40 vestidas como niñas de 20, nos desesperamos porque no nos llega el amor adecuado y acabamos haciendo daño a personas que se involucran en nuestra vida con una intención pura y sana.

Pues bien, no existe lo adecuado, sino la adecuación de uno mismo al medio. Las cosas no se solucionan porque sí, las solucionamos nosotros, con pequeñas cosas. No soy partidario de decir, por ejemplo, te quiero a no ser que me vaya a estallar el pecho o sienta la necesidad de decirlo, pero sí soy partidario de demostrarlo. (Verba volant, scripta manent)

Nos dicen que el amor es lo supremo, que las personas estamos hechas para otras, que sin amor no podemos vivir… ¡reflexionemos! No es sano el amor que te ata, el que te perjudica, el que te hace sentir en la obligación de… eso se llama esclavitud. Para mí el amor tiene muchas formas. Se llama Mi Madre, se llama Carmen, se llama Leo, se llama Manoli, se llama Mis Sobrinos, Mis Hermanos, se llama Charry, Débora o Julián, La Vieja de mi pueblo que siempre que me ve se alegra, se pone nerviosa y me come a besos. El amor es Quedarse Prendado de un Sitio. El amor se llama para mí Teatro, Películas, ese Desconchón de la Pared que me quedo mirando, la Canción que no puedo parar de escuchar, el Abrazo de esa Persona que nunca esperé… ; hay muchas formas de amar, y estas son las puras para mí. Las que me hacen sentir cosas maravillosas, e incluso las que me hacen sentir miserable, triste, o amargado incluso. Estoy enamorado del proceso, pero es eso, un proceso, y me hace sentir libre, porque no estoy atado a ello. Estas cosas son amor para mí. No estamos hechos para una sola persona, sino para muchas y para muchas cosas más. Hablo de esas cosas que nos hacen ser libres, nos desatan y nos hacen sentir cosas puras, fuera de coartar la libertad de otras personas.

El ser humano es más que una sola cosa, pero lo que no entiendo es por qué tenemos que simplificar. La mente humana es compleja. Somos animales, y si entendemos que el ser humano es animal antes que humano entenderemos el por qué de muchas de las cosas que hace, pero a diferencia del resto de los animales, pensamos y creemos, y creamos expectativas, y luego llega alguien que nos las limita y nos frustra y nos hace sentir por un momento que somos o valemos para una sola cosa o para nada.

El otro día conocí a una chica aquí en Italia. La gente se piensa que porque estemos todos de guay y te conozcan de un día, ya tiene el derecho de meterse en tu espacio personal. Bueno, pues va esta chica y me dice: oye, ¿te puedo hacer una pregunta muy personal?- vamos a ver, pues no, porque me conoces de un día y no te doy el derecho de meterte en mi vida y de invadirme-. Bueno, pues me hizo la puta preguntita: ¿eres gay?

Por un momento sentí que todo mi ser lleno de creatividad, sentimientos, no sentimientos, mi parte capaz de, mi parte de actor, mi parte de maestro, mi parte de trabajador… en fin, todo eso, se reducía a ser gay. Vamos a ver, soy muchas cosas y ninguna, soy todo y nada. Eso es lo que le dije, mandándola a zurrir mierdas con un látigo muy educadamente.

Pues eso, que es muy triste que te reduzcan a una cosa. Si soy gay o no eso es lo de menos. Es una parte de mí, como de ti es la de ser de Marte, por ejemplo. Pero la diferencia es que a ti no se te juzga por ser de Marte, sino por lo que eres capaz de, por tu rol en la vida en general, y tú, en cambio, al igual que mucha gente, me estás juzgando por lo que crees que soy antes que por lo que soy capaz de, al igual que se le juzga a un presidente por ser negro antes que presidente, a un borracho por ser borracho en vez de por ser el mejor científico del mundo, por ejemplo, o a una mujer por ser mujer antes que una excelente conductora, ama de casa o mecánica.

Pero en esta vida si no eres hombre, alto, guapo, rico y de raza blanca, la llevas clara.

Vamos a volar todos y a amar y a dejar amar las cosas y las personas que nos rodean, siendo conscientes de que nada ni nadie es permanente, de que nadie está obligado a nada y haciendo el amor día a día con las cosas. Vamos a amar la vida, aprendiendo a amar, aprendiendo a aprender y a aprehender.

martes, 22 de septiembre de 2009

AMOR DE DON PERLIMPLÍN CON BELISA EN SU JARDÍN


La próxima semana, en concreto el 28/09/2009, será el estreno de este tremendo relato de Lorca. Se representará dos veces, una por la mañana, a las 11:30, y otra por la tarde, a las 18:00.
Tendrá lugar entre el edificio B3 y B4, en las escaleras.

SINOPSIS
Don Perlimplín empujado por su criada Marcolfa se ve envuelto en un rito cínico de compromiso matrimonial. De sopetón, ante sus ojos se presenta un mundo desconocido lleno de secretos que terminan en la noche de bodas. Belisa, obligada por su madre, accede al casamiento.


Pronto descubre D. Perlimplín el cuerpo desnudo de Belisa y experimenta por vez primera la sensualidad, que confunde con amor y se enamora hasta la muerte, porque lo que siente "es como un hondo corte de lanceta en la garganta".

Por el contrario, Belisa muestra una profunda rebeldía ante el amor impuesto, entregándose al ansiado deseo del desconocido amante, "imaginario sueño envuelto en capa de terciopelo rojo".

De inmediato, el cuerpo de Belisa se convertirá en una oscura pesadilla para Perlimplín...

miércoles, 9 de septiembre de 2009

NO SÉ... ¡VETE A CHUPAR ESCALERAS!

Fdo: Daniel Merino Rodríguez

Los que me conocen saben el por qué de este título para mi entrada. Y es que es verdad, nunca sé nada, nada que no tenga esencia en sí. Siempre olvido los nombres de las cosas, o cuando cuento algo a alguien me olvido de muchos detalles o lo cuento fatal cronológicamente hablando. Sé que es un defecto grande el que tengo porque a veces puedo crear malentendidos, pero es que siempre me quedo con la esencia de las cosas, o con lo que creo que es la esencia, y eso es algo muy importante, porque cuando algo te llena de verdad, no importa el nombre que tenga, dónde esté o de qué color o textura esté compuesto. Te llena y punto, se incrusta en ti a través de cada poro de tu piel y acaba formando parte de tu experiencia personal e inolvidable para siempre, condiciona tus juicios creando o destruyendo nuevos prejuicios.

No sé… si te han atracado, por ejemplo, tu cuerpo se convierte en una alarma involuntaria, si nunca te han abrazado, tu cuerpo siente que alguien se acerca, se te pone la piel de gallina, cierras los ojos e imaginas ese abrazo, un abrazo tan grande que hasta el aire se corta. Después abres los ojos y hay un huracán que te arranca los pies del suelo; es tan increíble nuestro cuerpo (¿alma?), cómo un simple olor nos transporta años atrás, a experiencias pasadas, y soñamos despiertos entonces, y nos alegramos porque ya no tenemos ese desagradable olor, o lloramos sin lágrimas, que es peor que llorar con ellas (al menos tienes compañía) porque ese olor no lo podemos recuperar.

No sé, mi cuerpo se estremece a veces cuando ve a un viejecito andando por la calle, intentando decirle a su cuerpo arrugado y oxidado que le acompañe, que por favor no se quede atrás. También mi cuerpo se estremece cuando recibe un abrazo que no esperaba.

No sé… odio las conversaciones del tipo: ¡Qué calor hace! ¡Han dicho que va a llover! Bueno, odiar no es la palabra, ya que, como dijo Bertolt Brecht: sólo los que no aman odian; sin embargo, me encanta cuando me encuentro con Manoli y en vez de decirnos: hola, ¿cómo vas?, o ¿cómo estás?, o ¡qué calor hace!, nos decimos: esto era uno que iba por la calle y se encuentra con otro…

No sé… también me encantan esos días en los que estás cabreado o triste y te encuentras a un niño por la calle y te dice cualquier chorrada y te imprime una sonrisa en la cara que no se va en un rato.

No sé por aquí, no sé por allá… no me gustan las muletillas. Es como esa que tú y yo tanto odiamos, LEO: ¿sabes?, ¿sabes?, ¿sabes? (jajaja) Pues no sé colega… ¡vete a chupar escaleras!, ¿o es que te crees que todo el mundo sabe de lo que hablas? (¿te acuerdas Leo, de nuestras conversaciones en el salón, tirados por el suelo o los sofás de cualquier manera, sin sueños ni aspiraciones nada más que los de quitar la grasa de una cocina y dormir para estar frescos para ir el día siguiente a clase o a trabajar directamente?)

‘No sé’ es la muletilla que me define, porque en realidad no soy nadie para saber nada más que lo que condiciona mi existencia y bueno, siempre intento ser empático, y aunque no lo consiga, siempre digo que por el hecho de que a mí no me pase algo o yo no lo sienta, no quiere decir que no exista… no sé.

lunes, 7 de septiembre de 2009

NATURALEZA ARTIFICIAL

Esta entrada la hago porque me apetece compartir mi opinión (ni mejor ni peor, una opinión) acerca de un artículo de la constitución que tuve que comentar (en realidad los comenté todos) para una asignatura llamada Filosofía Político-Social.
Artículo 45.
1. Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo.
2. Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de la vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva.
3. Para quienes violen lo dispuesto en el apartado anterior, en los términos que la Ley fije se establecerán sanciones penales o, en su caso, administrativas, así como la obligación de reparar el daño causado.

Comentario: No existe concienciación social acerca del medioambiente, tanto por parte de cargos políticos (como en el caso de Jaén, con la tala indiscriminada de la flora para la creación de un tranvía) como del resto de la sociedad. Yo estoy en constante lucha con mis amigos y de hecho he llegado a tener discusiones un poco subidas de tono por el hecho de que tiran papeles al suelo o colillas en los arbustos entre otras cosas. Se ríen de mí cuando les digo que eso es un síntoma de superioridad del ser humano, pero es que estoy convencido de ello. El ser humano piensa que la naturaleza le pertenece, que ha nacido para apropiarse de ella, cuando en realidad somos nosotros los que estamos de paso.
Hace poco vi un documental (“Grizzly Man”) en el que un hombre decidió irse a Alaska para proteger a los osos. En realidad era un desequilibrado que quería ser un oso más. Esa es mi percepción. Pues bien, en ese mismo documental aparecía un psiquiatra que decía: los osos no necesitan de nuestra presencia para sobrevivir, sino de nuestra ausencia.
Esto mismo se puede aplicar a la naturaleza. Es decir, la naturaleza no necesita que la salvemos si primero sabemos cómo respetarla. Sólo necesita de nuestra relativa ausencia. Nos ofrece riquezas y nosotros nos aprovechamos de esas riquezas, incluso abusamos de manera descarada.
En este sentido, la naturaleza estaría mejor prescindiendo del humano, su mayor lacra.

sábado, 29 de agosto de 2009

SUPER GUAY

Esta mujer se merece una entrada a lo grande.




Resulta que esta es la letra de una canción que descubrí hace poco gracias a un amigo super especial (super guay,jejej). Por cierto, podeis escucharla aquí en el blog.





SUPERGUAY- VANEXXA

En mi país si no tienes fama ni dinero no puedes entrar. Puedes acercarte a nosotros desde lejos pero de los nuestros nunca serás, porque en mi país si no eres guapo,flaco y blanco no puedes entrar. Con tu propia suerte busca un padrino que te presente en sociedad... Y aún falta mi contacto y apellido, ¡el más guapo del momento es seducido! ¡como un trofeo lo paseo mientras mi caché sigue subiendo..!! Si tengo fama y dinero de pronto salgo elegida..¡quiero mis deseos gratuitos! En mi planeta que se muere de hambre y de pena!! O soy conocida o me invisibilizan, o una superstar o fui una perdida, o soy deseada o no tengo valía, o triunfo o vuelvo a ser la loca de mi familia. Bajo mi bandera nada tengo, nada valgo. El ánimo está triste, de pena!! Yo también quiero ser guay y que todos me quieran(yo quiero ser superguay) yo también quiero ser guay y que todos me quieran... En mi país si no tienes vocación y oficio eres perdedor definitivo!! Tu imbecilidad será proporcional al talento de los demás... Porque en mi país no valoramos tu trabajo. ¡¡Sólo queremos resultado inmediato!! Yo también esperé,esperé y esperé hasta que pasó mi palco... Así que no escuches mis pasos vencidos al éxito. Me voy, ¡mi corazón fue vendido! así es como se vive en mi cuidad y en mi planeta que se muere de hambre y de pena. O soy conocida o me invisibilizan, o una superstar o fui una perdida, o soy deseada o no tengo valía, o triunfo o vuelvo a ser la loca de mi familia. Bajo mi bandera nada tengo, nada valgo. El ánimo está triste, de pena!! Yo también quiero ser guay y un mediocre de mierda (yo quiero ser superguay), yo también quiero ser guay y un mediocre de mierda(yo quiero ser superguay), yo también quiero ser guay y un mediocre de mierda(yo quiero ser superguay) yo también quiero ser guay y un mediocre de mierda (yo quiero ser) ¡¡Superguay!! Yo también quiero ser guay y que todos me quieran.. Espejo, espejito ¿quién es la más guapa del garito? Yo también quiero ser guay y que todos me quieran... Si me quieres comprar vengo con doble personalidad... Yo también quiero ser guay y que todos me quieran!!

sábado, 22 de agosto de 2009

¿HUMANOS ANIMALES O ANIMALES HUMANOS?

Fdo: Escher

Ésto es parte de un trabajo que tuve que hacer para una asignatura que se llama FILOSOFÍA POLÍTICO-SOCIAL


Artículo 10.1. La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social.

Comentario: “dignidad”, “inviolables”, “libre”, “personalidad”, “respeto”, “derechos”, “paz social”. ¿No suena esto a utopía? Demasiados adjetivos y sustantivos que abogan por un individuo que antes que humano es animal, que tiene instinto territorial, un instinto que se vuelve material, que es gradual, es decir, cuando consigue algo básico, que necesita, pasa a un siguiente nivel; creo en la pirámide de Abraham Maslow:
1. Necesidades fisiológicas
2. Necesidades de seguridad y protección
3. Necesidades de afiliación y afecto
4. Necesidades de auto-realización o auto-afecto



Es decir, como buen humano egocéntrico y egoísta, cuando consigue satisfacer las fisiológicas, pasa a aquellas de seguridad y protección, no importándole en ocasiones coartar la libertad de otros, con lo cual libertad y dignidad se convierten en conceptos dudosos; pero después, el ser humano necesita afiliarse, sentir amistad, afecto entre otras cosas, y como buen ser retorcido que es, en vez de ir con intenciones claras y discurso sencillo, despliega sus armas, aquellas que le diferencian del resto de los animales, y mediante el pensamiento y el discurso, se las ingenia para conseguir un afecto y una amistad que a veces busca como medio para conseguir lo que quiere, con lo cual, conceptos como desarrollo de la personalidad o respeto se ven restringidos e invadidos; pero después necesita ser reconocido, dejar huella o forjar en los demás un respeto hacia su persona entre otras cosas, y aquí ya entra en juego todo, es decir, todo vale con tal de forjarse como único, que es lo que al fin y al cabo piensa que es.
Mi preguntas son, resumiendo, ¿somos humanos antes que animales?, ¿o somos animales que explotan sus capacidades al máximo?

martes, 18 de agosto de 2009

ODOUR OF CHRYSANTHEMUMS

Elizabeth looked up. The man’s mouth was fallen back, slightly open under the cover of the moustache. The eyes, half shut, did not show glazed in the obscurity. Life with its smoky burning gone from him, had left him apart and utterly alien to her. And she knew what a stranger he was to her. In her womb was ice of fear, because of this separate stranger with whom she had been living as one flesh. Was this what it all meant—utter, intact separateness, obscured by heat of living? In dread she turned her face away. The fact was too deadly. There had been nothing between them, and yet they had come together, exchanging their nakedness repeatedly. Each time he had taken her, they had been two isolated beings, far apart as now. He was no more responsible than she. The child was like ice in her womb. For as she looked at the dead man, her mind, cold and detached, said clearly: “Who am I? What have I been doing? I have been fighting a husband who did not exist. He existed all the time. What wrong have I done? What was that I have been living with? There lies the reality, this man.”—And her soul died in her for fear: she knew she had never seen him, he had never seen her, they had met in the dark and had fought in the dark, not knowing whom they met nor whom they fought. And now she saw, and turned silent in seeing. For she had been wrong. She had said he was something he was not; she had felt familiar with him. Whereas he was apart all the while, living as she never lived, feeling as she never felt.
In fear and shame she looked at his naked body, that she had known falsely. And he was the father of her children. Her soul was torn from her body and stood apart. She looked at his naked body and was ashamed, as if she had denied it. After all, it was itself. It seemed awful to her. She looked at his face, and she turned her own face to the wall. For his look was other than hers, his way was not her way. She had denied him what he was—she saw it now. She had refused him as himself.—And this had been her life, and his life.—She was grateful to death, which restored the truth. And she knew she was not dead.
And all the while her heart was bursting with grief and pity for him. What had he suffered? What stretch of horror for this helpless man! She was rigid with agony. She had not been able to help him. He had been cruelly injured, this naked man, this other being, and she could make no reparation. There were the children— but the children belonged to life. This dead man had nothing to do with them. He and she were only channels through which life had flowed to issue in the children. She was a mother—but how awful she knew it now to have been a wife. And he, dead now, how awful he must have felt it to be a husband. She felt that in the next world he would be a stranger to her. If they met there, in the beyond, they would only be ashamed of what had been before. The children had come, for some mysterious reason, out of both of them. But the children did not unite them. Now he was dead, she knew how eternally he was apart from her, how eternally he had nothing more to do with her. She saw this episode of her life closed. They had denied each other in life. Now he had withdrawn. An anguish came over her. It was finished then: it had become hopeless between them long before he died. Yet he had been her husband. But how little!—
D.H. LAWRENCE

sábado, 15 de agosto de 2009

ETIQUETA POR AQUÍ, ETIQUETA POR ALLÁ



Ésto es parte de un trabajo que tuve que hacer para una asignatura que se llama Filosofía Político-Social


Artículo 14. Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Comentario: Quiero aprovechar este artículo para denunciar la situación mundial de las personas transexuales, de cómo las etiquetas afectan en la vida diaria. Y es que parece que cuando una persona se manifiesta como algo o destaca por algo, ya parece que no es nada más. Es decir, en el caso de la transexualidad, una persona que ya sea porque física o “legalmente” (no se le admite su nuevo sexo) se le reconoce como transexual, parece que ya por ese simple hecho no es más cosas en su vida. Un transexual puede llegar a ser el mejor científico, escritor, jardinero o cocinero, pero siempre será transexual antes que cualquiera de estas cosas, y paso a explicarme, ya que este caso se puede comparar a aquel de las mujeres escritoras o científicas. Estas mujeres han perdido el doble de tiempo que un hombre que ha ejercido su misma profesión, ya que mientras un hombre escribía y era reconocido sin más o descubría un nuevo hecho científico, la mujer tenía que justificarse primero por el hecho de ser mujer y después hacerlo mejor que un hombre para ser medianamente considerada, como en el primer caso; o su marido, como en el segundo caso, científico también, eclipsaba el nuevo hallazgo científico de su esposa atribuyéndose el mérito a él.
Es triste que las etiquetas condicionen nuestras vidas, ya que limitan nuestras posibilidades. Y ése es el caso de los transexuales. La Constitución los refleja como iguales ante la ley, pero estas personas se ven frustradas día a día simplemente por una cuestión sexual. A estas personas les cierran las puertas día tras día las empresas. Hasta lo que yo sé, los transexuales no son personas peligrosas ni hacen daño a nadie por la mera cuestión de ser transexuales, así que, ¿por qué no pueden tener las mismas oportunidades?
Otro aspecto muy importante es el de la discriminación positiva. La discriminación positiva o acción afirmativa es el término que se da a una acción que pretende establecer políticas que dan a un determinado grupo social, étnico, minoritario o que históricamente haya sufrido discriminación a causa de injusticias sociales, un trato preferencial en el acceso o distribución de ciertos recursos o servicios así como acceso a determinados bienes. Con el objeto de mejorar la calidad de vida de grupos desfavorecidos, y compensarlos por los perjuicios o la discriminación de la que fueron víctimas en el pasado.
Es interesante y tiene toda su lógica, pero el hecho de que sea discriminación positiva no significa que deje de ser discriminación, porque en el caso de la mujer, por ejemplo, cuando se forma el equipo de gobierno, el hecho de que tenga que haber el mismo número de hombres que de mujeres me parece muy injusto, ya que a lo mejor para esos cargos había un número mayor de hombres que de mujeres o viceversa hábiles para desempeñarlo y, sin embargo, se ha dado la misma oportunidad.
No creo que sea justo discriminar a unos para favorecer a otros.

martes, 11 de agosto de 2009

ES DIFÍCIL VIVIR EN LIBERTAD SIN SENTIRSE LIBRE



Fotografía: Carmen Toledano; Postproducción: Juan Antonio Partal

 Es difícil vivir en un mundo en el que todos fingimos ser normales. Pero, ¿qué es la normalidad? En fin, no me voy a extender sobre el tema porque no quiero gastar energía, pero sí que me gustaría reflexionar acerca de cómo nuestros proyectos se ven frustrados porque dejamos que los demás vivan nuestra vida en lugar de vivirla nosotros, porque muchas veces no dejamos que nuestras ideas vuelen y tomen forma por miedo a defraudar a nuestra familia, o incluso no nos atrevamos a ser como somos en realidad por miedo a represalias o porque si rompemos del todo siendo como realmente somos en lugar de ser lo que se espera de nosotros, sentimos que no pertenecemos a ese ambiente, cuando es algo que no debería de ser así.
Es del desarraigo de lo que hablo, de cuando sacamos los pies del tiesto y llevamos nuestras raíces a otro entorno. Es un sentimiento tan contradictorio: sentir que quieres mucho a aquellos que te rodean y que no quieres que te rechacen, pero a la misma vez sientes que no perteneces, que tu visión de las cosas o tu manera de vivir se aleja tanto que no puedes evitar alejarte. Te sientes desnudo ante todo un público que te rodea sin quitarte un ojo de encima. Es como si fueses un don nadie ante toda una multitud que aparenta ser ostentosa, pero en realidad es una multitud en la que predomina el rancio abolengo, con vendas en los ojos.
Sí, es difícil vivir en libertad sin sentirse libre, tener que disfrazarte, porque si te muestras tal y como eres en un pueblo pequeño ante una familia, además, que siempre te ha concebido como ‘normal’, supones una amenaza. Y a eso es a lo que me refiero cuando digo que el miedo a lo desconocido genera rechazo.
Y lo que queda después dentro de ti es un agujero negro, una soledad que no se puede describir nada más que a aquellos que la entienden, porque se puede estar entre una gran multitud y sentir que estás sólo.
La evolución es lo normal, evolucionar y ser mejores que ayer, comportarnos con naturalidad. Y si conseguimos aunar estas cosas, conseguiremos hacer ver a otros qué es lo normal, lo natural y, por lo tanto, lo auténtico entre otras cosas.

miércoles, 22 de julio de 2009

A VECES


A veces me siento como esos inmigrantes que venden cd’s por las calles, los mismos a los que nadie mira a los ojos, ya sea por la razón que sea, pero son ignorados, parece que son invisibles. Nadie los mira a la cara y les dice: no, no quiero.
Me encanta mirar a los ojos de la gente, jugar con sus miradas y hacer que se sientan intimidados; pero cuando miro a los ojos de los inmigrantes a los que he nombrado, a veces tengo que apartar mi propia vista porque me veo reflejado en sus ojos. Veo fragilidad, unas personitas que se pueden romper en cualquier momento, siempre llenos de la incertidumbre del mañana, de un miedo al retorno. Pero en realidad no hay nada de fragilidad, porque nadie sabe bien por lo que han pasado para llegar a estar ahí, mojándose en esos días de lluvia en los que tú vas corriendo por la calle porque llueve y ellos intentan venderte un paraguas. Eso es luchar, el no importarte cuánto pueda costarte algo o cuánto tengas que mojarte, el estar ahí hasta en los días de lluvia. Hay tanta poesía, tanto movimiento a cámara lenta y tanta boca rota. Algunos lo llamarían supervivencia, pero cuando luchas no tienes tiempo para pensar en la supervivencia, simplemente visualizas lo que quieres, aunque nadie más lo vea excepto tú.
A veces, cuando aparece algo nuevo en mi vida lo rechazo o lo destruyo, porque pienso que es demasiado bonito como para que me pase a mí, y después llega otra cosa que es fea y me acojo a ella con desesperación- ¿por qué somos tan complicados?
Pero a veces, voy por la calle y veo una baldosa rota. Al siguiente día paso por allí y busco esa baldosa que me gusta, o saludo a la misma dependienta de una tienda de camino a la universidad, o ayudo a que alguien se sienta bien diciéndole algo que me sale de dentro. Y por eso pienso que merece la pena vivir, porque si apreciamos una baldosa rota, podemos apreciar una acera entera, porque si ayudamos a alguien a sentirse mejor, ese alguien ayudará a otro alguien, y eso es para mí el verdadero sentido de la vida.
Todos somos inmigrantes, porque a veces los ignoramos o los despreciamos, pero lo que en realidad estamos haciendo es esconder una parte de nosotros que no nos gusta o rechazar aquello de lo que no nos creemos capaces, y así nos hacemos frágiles, nos llena la incertidumbre del mañana y nuestra mirada se acompaña de una boca rota, alejándonos de nosotros, de nuestro territorio interior, haciéndonos por lo tanto: INMIGRANTES