¿Qué somos?

lunes, 22 de marzo de 2010

UNA LITERA MARRÓN OCRE


                                                                          Fdo: Alessia Rollo

Una litera marrón ocre, una habitación con persiana rota que amenaza todo el tiempo con violar mi intimidad. Un baño con un water que se atasca continuamente y unas cuantas duchas de agua fría. Es todo lo que tengo, y sin un duro en el bolsillo… débil, débil… débil, como susurros de un viento decadente que anuncia una nueva primavera llena de alergia.
Es chungo e inquietante sentir que estás en medio de nada y que esa nada en realidad puede significar nada. Siento nostalgia de lo que no sé si algún día me sucederá, empiezo a dar pasos inseguros. Se acerca un pasado que me amenaza con rebelarse continuamente, una fase de mi vida que asoma como si de recaídas de una anorexia o alcoholemia se tratase. Vuelvo a protegerme por momentos del miedo al miedo, me preocupo en vez de ocuparme, pero es que, por otra parte, me veo sin herramientas para luchar contra ello; físicamente no estoy fuerte y me cuesta horrores acostumbrarme a mi antigua vida. Me levanto por las mañanas sintiéndome como una mierda por aquello que no soy capaz de hacer. Ahora siento como si todo lo que conseguí hubiera perdido su valor, fuera de mi dominio.
Debería ser un poco más condescendiente a veces y romper con todo. Quién sabe, a lo mejor me iría de puta madre.
Una vez más me han rechazado al mostrarme como yo soy, al no conformarme con lo que me ofrecían. Me he negado a que me dominen, a que me quieran por lo que no soy, a convertirme en algo que no forma parte de mi. Y he vuelto a esta litera color ocre, he vuelto a un caparazón. Soy una tortuga que sigue sacando la cabeza para tantear el terreno.
Esta última vez me había entregado con todo lo que yo era, con todas las consecuencias, porque me había cansado del miedo al miedo, de rechazar nuevas cosas en mi vida por el miedo a que me volviese a pasar lo mismo. Y una vez más no se han esforzado por conocer a Dani, sino que se han quedado lejos de la i, hasta diría que en la D.
Y me duele el pecho… me duele comprobar que a pesar del esfuerzo, una vez más no han sabido verme. Y me duele sentir que me hagan ver que me equivoco todo el tiempo, que soy el culpable del fruto de un ego dañado, de una frustración o de un simple malentendido.
Y me siento perdido, una vez más saliendo de algo que empecé con mucha ilusión y que ahora veo como lejano y frustrante. Siempre digo que en esta vida se aprende hasta de lo más vanidoso, pero es que estoy empezando a estar harto de aprender y de no ver nada materializado.
Sólo tengo ganas de estar en mi habitación, encerrado en mi litera-cueva, de abrir el armario y vestirme desnudo para salir a la calle y mostrar todas mis heridas. Pero no quiero que me vean, o sólo quiero que me vean aquellos que sepan curarlas; no quiero oír más lecciones de moral, por favor, ni de ética, ni que me busquen solamente como intermediario para resolver los problemas de otros.
Creo que soy una persona bastante reflexiva, y que siempre intento mirar dentro de mí y remediar mis errores, pero empiezo a pensar que tengo un grave problema, ya que todo me sale de la misma manera.
Estoy perdido en mitad de un cruce de caminos de tierra fértil en mitad de una noche oscura y fría. Pero siento los aullidos de los lobos y las ramas moviéndose recorren un miedo que me inmoviliza de pies a cabeza. Lo peor es que creo que pronto voy a empezar a echar raíces en este sitio hostil y lejano de donde yo provenía.