¿Qué somos?

lunes, 25 de enero de 2010

COHERENCIAS INCONEXAS


Me encanta ver amanecer mientras viajo; no me gusta que me hablen muy de cerca, sobre todo si les huele el aliento; estoy enamorado de la gente que me sonríe a las siete de la mañana; no me gusta admitir que se me ha acabado el suspense en una relación; me encanta oír gritos de alegría; no mola nada despertarse después de un sueño que es la polla; me da rabia encontrarme con funcionarios que amargan el día a una persona; me encanta dormir tapándome con la manta más arriba de las orejas; me desilusiona el hecho de que muchas de las personas con las que me encuentro se preocupen más por lo “hippie” que voy ese día o el corte radical de pelo que llevo, que por cómo estoy en realidad; me encanta dejar lo mejor para el final siempre que como algo; siento desinterés por aquellos que nunca dejan hablar a los demás; me encanta cantar a mi puta bola por la calle; no soporto las tesis de la vida cotidiana, quiero decir, esas que se hacen en un segundo diciendo: <<tú eres “tal”, tú eres “cual”>>, cuando en realidad muchas veces sólo te conocen de dos palabras o dos gestos con la cabeza; me gusta derramar la cera de las velas y después ver cómo se consolida; no me gusta oír hablar de “lo bien que tratamos los españoles a los extranjeros” y después, darse cuenta uno mismo cuando está viviendo en el extranjero que “los españoles” no tienen respeto alguno por la gente autóctona; me gusta olerme las manos después de haber limpiado con lejía, ya que me acuerdo de mi madre cuando era pequeño; no me gusta ver las noticias cuando tengo un mal día; me encanta ver escenas de películas e impregnarme por un solo momento de la energía mágica que conllevan; no lo paso bien cuando digo verdades a medias; me encanta que me susurren al oído; no me gusta justificarme todo el tiempo por lo que soy o dejo de ser; disfruto haciendo reír a mis sobrinos; no me gusta relacionarme siempre con el mismo tipo de gente; me hace volar el escuchar distintos puntos de vista acerca de un mismo tema; no me gusta volver a casa después de un día que es la ostia; me encanta darme cuenta de que nunca dejo de renovarme; me pone nervioso que la gente empiece a hablar y no conduzca el tema hacia alguna parte cuando se trata de un tema de interés a resolver; me encanta la tensión sexual medio resuelta; no me gusta que me digan lo que tengo que hacer con mi vida; me gusta tirarme ligeramente de los pelos de las cejas cuando estoy estudiando y ver cómo caen los pelillos en el papel; no me gusta la gente “cool”; me encanta ir sólo a la estación de tren y quedarme allí, escuchando el ruido a mi alrededor, mirando la vía solitaria del tren; una parte de mi muere poco a poco cuando pienso en “eso”; me encanta escuchar a Nina Simone en la oscuridad; me repatea ir a clase y comprobar que el profesor no ha venido y que ni siquiera ha tenido la delicadeza de avisar; me encanta recordar momentos; no me gustan los chistes mal contados; me parto el ojete cuando alguien está contando un chiste y en mitad del chiste para en seco porque no se acuerda; odio hacer cosas “porque sí”; me encanta estar con mis cuatro hermanos y mi madre; me da rabia recordar el 26 de diciembre de 1997 y escuchar a mi padre decir: “comed de esta tarta, porque el año que viene no la probáis”. Efectivamente, no hubo tarta el 26 de diciembre del 98; me encanta la gente directa; no me gusta levantarme a las 1 del mediodía; me encanta inventarme canciones con Manoli; me ha dado una pena terrible ver a tíos con los que me he liado acudir al sitio donde trabajaba con su mujer y sus hijos; me encantan las situaciones improvisadas; no me gusta que ciertas personas sólo cuenten conmigo cuando tienen problemas; me encanta el “purrummmmmm” en las canciones de Raffaella Carrà; no me gusta la gente que hace comentarios “realistas”, ya que, lo que en realidad les pasa es que tienen envidia de aquello a lo que no se atreven; me encanta imaginar a la gente cagando y echar la carcajada; no me gusta cuando todo sucede a cámara lenta en mi vida y después, en dos segundos, todo sucede tan deprisa que se me escapa de las manos; me gusta saber que sigo ahí a pesar de todo; …